¿Qué fue la Conferencia de Berlín?
🌍 La reunión entre 14 potencias occidentales entre 1884 y 1885 en la capital alemana fijó las normas para la colonización del continente africano.
Hace 140 años se sentaron en una mesa larga y ovalada unos señores dirigentes, herederos de imperios y monarquías europeas. Todos eran blancos, trajeados y bigotudos. Debatían sobre un mapa de África que descansaba en el centro de la mesa. No conocían a sus gentes, no habían pisado sus terrenos, pero discutían sobre cómo iban a repartírsela.
La Conferencia de Berlín fue la reunión que se celebró entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero de 1885 en la capital alemana y en la que se juntaron trece potencias europeas y Estados Unidos para fijar las reglas de la colonización del continente africano. Esta asamblea tuvo un impacto mínimo en la creación de las fronteras actuales, pero significó el punto de partida para la conquista efectiva del territorio.
Contexto de la época: ¿por qué llegó a darse la reunión?
A finales del siglo XIX, la Segunda Revolución Industrial en Europa estaba en marcha. Era la época del imperialismo y la expansión colonial. Los europeos se lanzaron a conocer el territorio africano en campañas de exploración como las de Henry Morton Stanley, que recorrió el Congo entre 1874 y 1877; las de David Livingstone, el italiano nacionalizado francés Pierre Savorgnan de Brazza, René Caillié o Mungo Park.
En África, existían diversas sociedades que no tenían la forma del Estado-nación europeo, pero eran formas de poder locales, como el imperio ashanti, el Reino de Dahomey o el Sultanato de Zanzíbar.
Hasta principios de 1880, el conocimiento de los europeos sobre el continente africano se limitaba a las costas. En pleno auge de la industrialización, se habían dado cuenta de que necesitaban ese interior del territorio africano para conocer nuevos mercados y tener un espacio para acoger el gran incremento demográfico que se estaba dando en Europa.
En ese deseo de las fuerzas coloniales por la conquista, que había exacerbado el nacionalismo, había surgido un conflicto entre naciones europeas. Con el objetivo de impedir futuras guerras y de que no afectara a las relaciones entre los países europeos, se convocó la Conferencia de Berlín.
¿Quién la organiza y quiénes participaron?
La cita en Berlín fue organizada por Otto von Bismarck, canciller del Imperio Alemán. Von Bismarck dirigía el nuevo gran poder que había surgido en Europa tras su victoria en la guerra franco-prusiana y deseaba evitar que se alterara el equilibrio de poder en el Viejo Continente.
En la Conferencia de Berlín participaron 14 naciones: El Imperio Alemán; el Imperio de Austria-Hungría; el Imperio Otomano; el Imperio Ruso; el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda; y los reinos de Italia; Portugal; España; Bélgica; Dinamarca; Países Bajos; Suecia y Noruega, así como la República Francesa y los Estados Unidos de América.
Algunos de los firmantes no tuvieron colonias, pero tenían intereses en la región, como en su apertura al comercio.
¿Qué se decidió?
La Conferencia fijó las normas de la colonización. Allí se redactó de manera legal el fundamento de la colonización: la misión civilizatoria. Es decir, bajo el pretexto de que no eran pueblos “civilizados”, había que colonizarlos.
En primer lugar, la reunión estableció el principio de ocupación efectiva: los Estados debían tener un control real y efectivo para reclamar un territorio. Esto propició que se hicieran acuerdos entre europeos y autoridades locales, pero estos muchas ocasiones fueron firmados bajo coacciones, amenazas o falsedades.
Además, se fijó la libre navegación y comercio en las cuencas del río Congo y del río Níger. La idea era permitir la circulación de productos europeos y africanos sin imponer aranceles o restricciones para favorecer la expansión económica europea. Esto beneficiaba especialmente a los países sin acceso directo a colonias africanas costeras o territorios dentro del continente, permitiéndoles participar en el comercio sin necesitar posesiones coloniales en la región.
Se fijó también la prohibición de la esclavitud y del comercio de esclavos, así como la neutralidad de los territorios dentro de la cuenca del Congo: las potencias firmantes acordaron respetar esta neutralidad en tiempos de guerra. Si surgían disputas entre potencias europeas, se comprometieron a recurrir a la mediación y el arbitraje antes de acudir al conflicto armado.
El acta estableció la necesidad de proteger a las poblaciones indígenas y mejorar sus condiciones materiales y morales. Además, las potencias acordaron promover misiones y organizaciones religiosas y científicas en estos territorios.
La Conferencia no tuvo impacto en la creación de las fronteras, en el sentido de fijar y trazar líneas, pero inició el camino para que los poderes coloniales lo hicieran. Las potencias europeas reconocieron el Estado Libre del Congo como posesión personal del rey Leopoldo II. Aunque no se incluyera en el Acta General, se formó unos meses después de la conferencia.
Lo que trajo Berlín
El reparto de África había comenzado con las campañas de exploración años antes, pero la Conferencia de Berlín sirvió para regular las normas de ese reparto y que los europeos comenzaran la colonización efectiva, que culminó en 1914.
Sin embargo, esas leyes no se cumplieron. El artículo 6 del acta decía: “Todas las potencias que ejercen derechos de soberanía o influencia en los territorios antes mencionados se comprometen a velar por la preservación de las tribus nativas”. El genocidio de los hereros y nama por parte de los alemanes o el genocidio congoleño llevado a cabo por Leopoldo II son dos de los casos más llamativos, pero no los únicos.
La Conferencia de Berlín tampoco evitó los conflictos entre europeos en territorio africano. El caso paradigmático es el incidente de Fachoda en 1898 que enfrentó a franceses y británicos cuando ambos se encontraron en Kodok, en la actual Sudán del Sur. Ese fue el punto de encuentro de las ambiciones coloniales de ambos territorios: el objetivo inglés era una unión total del norte al sur y el francés era hacer lo propio de oeste a este del continente.
La conferencia, de la que no fue partícipe ningún país ni nativo africano, fue el preludio de la colonización, uno de los momentos determinantes en la historia de África y cuyas consecuencias se siguen viendo hoy.
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