La MONUSCO, ¿éxito o fracaso en R.D. Congo?
🇨🇩 La ONU tiene una misión de paz en el país desde 1999 pero no ha logrado frenar a los grupos rebeldes y ha enfrentado graves críticas por violaciones de derechos humanos.

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Situada en el corazón de África, la República Democrática del Congo (RDC) es desde hace años escenario de conflictos y tensiones entre diversos grupos armados. En un esfuerzo por estabilizar el país, la Organización de Naciones Unidas creó en el año 1999 la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC), que en 2010 se transformó en la Organización de Naciones Unidas para la estabilización en la República Democrática del Congo (MONUSCO).
A finales de 2024 contaba con un total de 11.926 cascos azules desplegados en el territorio. Los países que han contribuido en mayor medida con contingentes y fuerzas policiales en la organización son Bangladesh, Nepal, India, Sudáfrica e Indonesia.
A pesar de algunos avances, la misión ha enfrentado duras críticas. Entre 2023 y comienzos de 2024, el gobierno del presidente Félix Tshisekedi impulsó su retirada total, inicialmente prevista para finales de 2024, aunque recientemente se prorrogó hasta finales de 2025. Esta decisión refleja el creciente descontento de la población con las acciones de la organización. Frente a este panorama, surge una pregunta crucial ¿qué falló en la misión de la MONUSCO?
Origen de la MONUSCO
La MONUC estaba encargada de supervisar el alto al fuego y apoyar el proceso de paz tras el fin de la Segunda Guerra del Congo. Inicialmente, la organización estaba compuesta únicamente por 500 observadores militares, sin embargo, poco a poco el número de integrantes fue aumentando, así como las competencias de la MONUC. En 2004, según una resolución de la ONU, el número de efectivos ascendió a 5.900, incluidos 341 policías civiles. Esta expansión permitió a la organización ampliar su mandato en áreas clave, centrándose en la protección de civiles, la seguridad del personal humanitario de la ONU y la disuasión de la violencia.
Entre sus logros destacan el apoyo a la transición democrática y la organización de las de las primeras elecciones democráticas en el país en 2006 desde su independencia. Sin embargo, también se enfrentó a desafíos y críticas. Por ejemplo, en 2008, el grupo armado de oposición Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) tomó control de Rutshuru y Kiwanja en el este del país y asesinó a alrededor de 150 personas en esta última. A pesar de su compromiso de proteger estas ciudades, la MONUC no intervino directamente para evitar la masacre, lo que socavó su credibilidad y desató protestas populares contra su inacción.
En 2010, el Consejo de Seguridad de la ONU reestructuró la MONUC y la transformó en la MONUSCO. Los principales objetivos de esta reformulación radicaban en el fortalecimiento de las instituciones, la prevención de conflictos y la estabilización de las provincias del este del país. Estas regiones están dominadas por grupos armados como el M23 o las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que amenazan la seguridad de la población y desestabilizan el país.
Como parte de esta transformación, también se autorizó la retirada de 2.000 tropas del territorio congoleño, una medida impulsada por el Gobierno, que buscaba demostrar su autonomía y reducir la presencia extranjera. Este cambio estructural reflejaó como la misión ha sido capaz de reinventarse varias veces, intentando adaptarse a las dinámicas cambiantes en el país, respondiendo tanto a las exigencias del gobierno de la RDC como a las decisiones del Consejo de Seguridad y otros actores internacionales,. aAsí como priorizando la cooperación con las fuerzas congoleñas: las Forces Armées de la République Démocratique du Congo (FARDC).
Logros y retos de la MONUSCO
Un momento decisivo fue en 2013 con la creación de la Brigada de Intervención, una unidad especial dentro de la MONUSCO, cuyo objetivo era llevar a cabo operaciones ofensivas para neutralizar a grupos armados y reducir las amenazas para la seguridad. La creación de esta brigada fue respuesta a la toma de la ciudad de Goma por parte del grupo rebelde M23 y a la incapacidad de las fuerzas existentes para proteger a la población civil y garantizar la estabilidad. La Brigada está compuesta por tres batallones de infantería, una compañía de artillería, una compañía de fuerzas especiales y una compañía de reconocimiento. Con un total de más de 3.000 tropas, los países que más contribuyeron incluyeron a Sudáfrica, Tanzania y Malawi.
Tras su despliegue, la Brigada de Intervención en coordinación con las FARDC, llevó a cabo una serie de operaciones ofensivas que resultaron en la derrota del M23 a finales de 2013. No obstante, la implementación de la Brigada generó debate en el seno de la ONU, ya que rompía con la función tradicional de la organización, basada en el mantenimiento de la paz a través de principios de neutralidad y uso limitado de la fuerza.
Pese al éxito inicial, el grupo M23 reanudó sus actividades en 2022 intensificando sus operaciones y ha tomado nuevamente territorios estratégicos. Este resurgimiento pone en cuestión la efectividad limitada de la Brigada de Intervención en el largo plazo y refuerza la percepción de que, sin una solución política duradera, las “victorias” de la MONUSCO pueden ser solo temporales.
Asimismo, la MONUSCO ha colaborado en el proceso de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR), así como en la Repatriación, Reasentamiento (RR) y Reducción de la Violencia Comunitaria (RVC). Según cifras de la ONU, desde 2012 hasta 2022 estas secciones han logrado desarmar y desmovilizar a 6.700 combatientes adultos congoleños y a 2.900 niños vinculados a los grupos armados. Las iniciativas se han centrado en identificar posibles necesidades de los actores armados, ofreciendo oportunidades socioeconómicas a los excombatientes, así como a la población joven en riesgo y, facilitando la transición a la vida civil.
Sin embargo, estos programas también afrontan críticas y desafíos. Uno de los principales problemas radica en el proceso de reintegración de los excombatientes en la sociedad civil, uno de los más complejos y que paradójicamente, que recibe menos atención y recursos. Esto puede resultar en que, si los programas no están bien diseñados, contribuyan al aumento de la conflictividad en lugar de reducirla. Asimismo, la integración de los combatientes en las FARDC obstaculiza la profesionalización de las fuerzas armadas y aumentar el riesgo de violaciones de derechos humanos e inestabilidad. Es por ello que, aunque los programas en la RDC apoyados por la MONUSCO han logrado desmovilizar a numerosos combatientes, las críticas se centran en la falta de atención integral y su eficacia a largo plazo. La persistencia de grupos armados y la violencia extrema, sugieren que las iniciativas pueden no estar abordando adecuadamente las raíces del conflicto.
Controversias
La MONUSCO ha sido objeto de diversas controversias que han puesto en cuestión su integridad. Uno de los escándalos más alarmantes involucra violaciones de derechos humanos cometidas por sus propios efectivos. Se han documentado casos de abusos y explotación sexual por parte de ciertos miembros de las fuerzas de paz, cuyas víctimas principales han sido mujeres y niños en situación de vulnerabilidad.
En octubre de 2023, MONUSCO informó que ocho de sus cascos azules habían sido detenidos acusados de violencia sexual en la ciudad de Beni, y aunque no especificaron de dónde venían, se filtró que era cerca de burdeles del campamento donde estaba el contigente sudafricano. Seis años antes, MONUSCO confirmó que apartaron a cinco miembros de su organización por abusar de una menor, entre ellos un militar rumano, dos sudafricanos y dos de personal de apoyo que no eran militares de Burundi y Níger. No era la primera vez, anteriormente ya habían habido casos contra cascos azules de Senegal, Sudáfrica y Uruguay.
Ante esta situación la ONU ha tratado de implementar medidas para abordar y prevenir estos abusos, incluyendo la adopción de políticas de tolerancia cero e investigaciones internas que incluyen sesiones de entrenamiento y concienciación para los militares y visitas a bares nocturnos que suele frecuentar su personal una vez acabada la jornada. Sin embargo, los críticos sostienen que las respuestas han sido insuficientes, destacando la falta de transparencia, así como la limitación de las medidas punitivas contra los acusados.
Esto se debe a que la ONU no posee jurisdicción sobre las tropas, sino que la responsabilidad de procesarlas recae sobre los países de origen de los efectivos. Las consecuencias de este escándalo han afectado gravemente la confianza en la población en la MONUSCO, debilitando su legitimidad y la efectividad de sus operaciones en el país.
La percepción de ineficacia de la MONUSCO ha desencadenado numerosas protestas en el país. En el año 2022 y 2023, las ciudades de Goma, Butembo y Beni en el este de la RDC fueron escenario de manifestaciones, que desembocaron en enfrentamientos violentos entre las fuerzas de seguridad y los civiles, dejando un saldo de al menos cinco muertes y centeneares de heridos. Las protestas reflejan un creciente sentimiento de desconfianza, frustración y decepción generalizada con la misión de paz de la ONU. En los últimos años, los locales han denunciado la ineficacia de la MONUSCO para frenar la violencia de grupos armados como el M23 y han exigido al presidente Tshisekedi la finalización de la misión.
El futuro de la MONUSCO
En 2024, el gobierno de Tshisekedi se unió a los reclamos del pueblo congoleño, promoviendo la retirada completa de la MONUSCO para finales de ese año. El presidente acusó a la MONUSCO de no tener una estrategia lo suficientemente “agresiva” en la lucha contra el M23, cuestionando así su efectividad en el terreno. Además, destacó la incapacidad de la misión para proteger a las poblaciones civiles del este de la RDC, que siguen atrapadas en medio del campo de batalla. Esta realidad se vio agravada por las campañas de desinformación contra la MONUSCO, en las que diversos grupos armados difundían intencionadamente noticias falsas para erosionar aún más la imagen de la misión en el país.
Sin embargo, a pesar de estas críticas y demandas populistas, a finales de 2024 y a solicitud del gobierno de Kinshasa, el Consejo de Seguridad de la ONU optó por extender el mandato de la MONUSCO, al menos durante un año más. Con esta renovación más de 11.000 efectivos se mantendrán en terreno durante todo 2025. Esta decisión se da en un contexto de creciente hostilidad en la zona este de la RDC, donde grupos como el M23, respaldado por Ruanda, han intensificado sus operaciones.
En 2025 al menos dos cascos azules sudafricanos y otro de Uruguay han fallecido por los ataques del M23, lo que suma en total 289 cascos azules muertos desde el principio de MONUSCO.