¿Cuál es el origen de la enemistad entre la República Democrática del Congo y Ruanda?
🇨🇩🇷🇼 El genocidio de Ruanda en 1994 marcó el inicio de una confrontación extrema entre ambos países.

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Dentro de la región de los Grandes lagos africana, la relación entre la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda está marcada por una enemistad compleja. Pero ¿de dónde proviene esta rivalidad? Aunque estas hostilidades han vuelto a cobrar mayor relevancia en los últimos meses, su origen se remonta a eventos clave del siglo XX. Estos episodios han dejado heridas profundas en las relaciones bilaterales que siguen sin cicatrizar, influyendo no solo en estas dos naciones sino en la seguridad y estabilidad de la región.
El genocidio de Ruanda
Una de las principales razones de la rivalidad entre estas dos naciones tiene sus raíces en el genocidio ruandés de 1994 contra los tutsi, acontecimiento que, en cuestión de meses acabó con la vida de entre 800.000 y un millón de personas de esta etnia, así como de algunos hutus moderados que se oponían a cometer tal masacre. La comunidad mayoritaria hutu perpetró este genocidio contra sus vecinos tutsi, quienes a pesar de ser minoría, habían ostentado el poder económico y político en el pasado, y por lo tanto culpaban de sus males.
El desenlace de este acontecimiento tuvo lugar cuando el Frente Patriótico Ruandés (FPR) liderado por Paul Kagame alcanzó el poder y derrocó al gobierno extremista hutu. El colapso de este gobierno y el final del genocidio motivó un éxodo masivo de población ruandesa a países vecinos. Según datos de ACNUR, alrededor de 1.2 millones de refugiados ruandeses llegaron a la RDC (en aquella época llamada Zaire). La mayoría de la población era de etnia hutu, y algunos eran exmiembros de las Forces armées rwandaises (FAR) y otros milicianos Interahamwe, quienes habían sido responsables del genocidio ruandés.
Estos se aglutinaron en campamentos improvisados cerca de Goma, en las regiones de Kivu en el este de RDC, cerca de la frontera con Ruanda. Sin embargo, en poco tiempo, estos asentamientos se convirtieron en bases de operaciones militares para las FAR y los milicianos hutus derrotados, quienes se reorganizaron para enfrentar al nuevo gobierno de Kigali. Asimismo, estos grupos colaboraron estrechamente con milicias congoleñas y otros grupos armados. Esta situación no solo ponía en riesgo a los refugiados, sino también a la minoría banyamulenge de etnia tutsi, quienes habían habitado esas tierras congoleñas durante generaciones y quienes se exponían a riesgos como asesinatos, ataques armados y secuestros.
Se estima que más de 50.000 genocidas hutus, asentados en las provincias de Kivu, poseían armamento y realizaban operaciones en Ruanda desde los campamentos. El gobierno de Kagame consideraba que la presencia de estos grupos en el país vecino representaba una amenaza directa para la seguridad de Ruanda.
Ante esta situación, Kigali decidió invadir Zaire en 1996, justificando su acción como una medida necesaria para neutralizar a los responsables del genocidio que se habían refugiado en el este del país.
Las guerras del Congo
En el año 1996 Ruanda con el apoyo de Uganda brindaron apoyo militar y logístico a la rebelión liderada por Laurent-Désiré Kabila, líder de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo (AFDLC), que buscaba derrocar la dictadura de Mobutu Sese Seko vigente en aquel entonces. Esto dio lugar a la Primera Guerra del Congo, cuando tropas ruandesas, junto con fuerzas ugandesas y de la AFDL, llevaron a cabo ataques contra los campamentos de refugiados en Kivu. Estas tropas fueron posteriormente acusadas por llevar a cabo matanzas masivas de refugiados y violar otros principios básicos del derecho internacional humanitario.
La contienda se dio por finalizada en mayo de 1997 tras el derrocamiento de Mobutu y la toma de poder de Kabila, quien renombró el país como la RDC. Tras el fin del conflicto, Kagame esperaba que Kabila fuera un aliado estratégico, pero la relación entre ambos se deterioró rápidamente. El líder congoleño comenzó a expulsar a las tropas ruandesas y otras extranjeras que aún permanecían en la RDC, lo que permitió que las milicias hutus volvieran a adquirir fuerza en el país.
En respuesta a esta “traición”, Ruanda apoyó a un nuevo grupo rebelde, Rassemblement Congolais pour la Démocratie (RCD), que lanzó una revuelta en agosto de 1998. Este levantamiento dio inicio a la Segunda Guerra del Congo, un conflicto devastador que duró hasta 2003 y que involucró a varios países como Ruanda, Uganda, Burundi y la RDC. Este conflicto provocó la muerte de más de 5 millones de personas, principalmente debido a enfermedades, hambrunas y violencia directa.
Esta guerra dejó en evidencia los intereses económicos de los países extranjeros y las ambiciones por adquirir control sobre los ricos recursos naturales del este de la RDC, incluidos los diamantes, el coltán y los minerales de estaño.
La creación de la FDLR y su influencia en las tensiones
Durante el conflicto, en el año 2000, se crearon las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR), grupo armado formado por ex miembros de las Fuerzas Armadas Ruandesas (FAR) y las milicias Interahamwe que se habían refugiado en la RDC. El objetivo fundamental de esta agrupación se basaba en destronar al gobierno ruandés de Kagame y restablecer en el poder a los líderes políticos de etnia hutu en Ruanda. Las FDLR operaban principalmente en las regiones de Kivu, cerca de la frontera con Ruanda, y se convirtieron en uno de los actores más importantes en las últimas etapas del conflicto, así como en una de las principales fuentes de tensión entre la RDC y Ruanda, país que acusaba al gobierno congoleño de permitir las operaciones de la FDLR en su territorio.
Aunque en el año 2002 se firmaron una serie de acuerdos formales de paz como el Acuerdo Global de Paz de Sun City y el Acuerdo de Pretoria que daba fin a la guerra, las tensiones y los conflictos entre la RDC y Ruanda no han cesado en la práctica. La guerra se desgranó para convertirse en conflictos más pequeños entre diferentes grupos armados perpetuando la inestabilidad en el este del país.
La FDLR ha seguido teniendo un protagonismo clave en la región, alimentándose de nuevas olas de refugiados hutus y de la colaboración con otras milicias locales. En este contexto, Ruanda ha acusado la RDC no tomar medidas suficientes para desmantelar la FDLR, lo que ha desencadenado incursiones militares ruandesas en territorio congoleño.
Sin embargo, el gobierno de la RDC niega cualquier vínculo con la FDLR, considerando estas incursiones una violación de su soberanía y una intromisión extranjera en sus asuntos internos. A la vez, el gobierno congoleño acusa a Ruanda de apoyar las acciones de grupos rebeldes como el M23 que operan en el país.