Guinea Bisáu: el país donde la estabilidad es un paréntesis
🇬🇼 Entre golpes, fragilidad institucional y nuevos actores geopolíticos, el país vuelve a enfrentarse a su propia historia.
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Unas horas después de escucharse disparos en la capital de Guinea Bisáu, el general Denis N’Canha anunció que el Ejército asumía “la plenitud de los poderes del Estado” hasta nuevo aviso. Con semblante serio, tres micrófonos frente a él, tres militares armados a su espalda, conformaron una imagen que ya es parte de la historia reciente del país. Días después, publicaban un comunicado que confirmaba que la junta permanecerá como Gobierno de Transición durante 18 meses, al término de los cuales se celebrarán, supuestamente, elecciones generales. El nuevo ejecutivo, liderado por el general Horta N’Tam, cuenta con 23 ministerios y cinco secretarías de estado. Con nombres destacados del mandato saliente.
Este país de África Occidental suele aparecer siempre en las listas como uno de los más pobres del mundo. Viven alrededor de dos millones de personas, con una media de edad de aproximadamente 18 años. Lo ocurrido durante el pasado 26 de noviembre es un ejemplo más de la inestabilidad -y la fragilidad- que vive desde su independencia. Desde entonces, se han producido cinco golpes de estado consumados e innumerables intentos.
Inestabilidad política reciente
Si se traza una línea temporal, en el futuro más cercano, habría que situarse en octubre de este año 2025. Semanas previas a las elecciones. El histórico Partido de la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), enmarcado dentro de la coalición PAI-Terra Ranka -que agrupa a una docena de formaciones políticas- quedó excluido del proceso electoral y de la carrera a la presidencia del país. El motivo: la presentación tardía de los documentos.
Hay que recordar que, en junio de 2023, el PAIGC obtuvo una contundente victoria en las elecciones legislativas, logrando una mayoría absoluta en el parlamento. Lo que provocó una cohabitación de la que Guinea Bisáu no estaba acostumbrada: la presidencia del país con el partido MADEM-G15 (del ya exlíder Umaro Sissoco Embaló) y el PAIGC en el parlamento.
Meses después, en diciembre de ese mismo año, se produjo un enfrentamiento entre la Guardia Nacional y el Ejército. Sissoco Embaló lo calificó como “intento de golpe de estado”, por lo que disolvió la XI legislatura y nombró como nuevo primer ministro a Rui Duarte Barros, que conformó un gobierno mixto. A finales de 2024, se esperaba que se realizaran las elecciones legislativas, pero estas no llegaron hasta 2025.
Un dato muy clarificador de la situación de extrema fragilidad de las instituciones es que desde su independencia (reconocida oficialmente en el año 1974) Umaro Sissoco Embaló ha sido el único jefe de Estado que ha logrado completar su mandato de cinco años. Aun así, la presidencia de Embaló estuvo marcada por intentonas -según el ejecutivo- de golpes de estado: en febrero de 2022 y diciembre de 2023; y la que provocaría su salida definitiva, hace unos días, este 2025.
El legado de Amílcal Cabral
Camarada Ana María,
Con gran pesar por no haber podido verte, te pido que aceptes este pequeño recuerdo para tu hermoso hijo, compañero inocente de esta dura pero gloriosa lucha al servicio de nuestro gran Partido, por el progreso de nuestro pueblo.
Nuevos soles fecundarán nuevas etapas.
Amílcal
Esta carta de Amílcal Cabral data de 1966. Forma parte de un libro que recoge las misivas que le enviaba Cabral a su esposa Ana María (Cartas de Amílcal Cabral a Ana María: Entre mim e ti, aconteceu Amor). Fue uno de los líderes anticoloniales más influyentes del siglo XX, fundador del PAIGC y principal arquitecto de la independencia de Guinea Bisáu y Cabo Verde frente a Portugal.
La historia de Bisáu -así como la de tantos otros países del continente africano- nace de la lucha armada frente a un pasado -aún muy presente- colonial. Es a partir de la independencia cuando comienzan a moverse las fichas de un tablero internacional que nunca han dejado de hacerlo.
En 1974, tras el reconocimiento oficial de la independencia por parte de Portugal, Guinea Bisáu entra en un período de relativa estabilidad política y reconstrucción institucional. Ese equilibrio inicial no se entiende sin el fuerte apoyo de la Unión Soviética, que da un respaldo tanto ideológico como material. El caso de Cuba es aún más visible: La Habana envió médicos, maestros, ingenieros y asesores militares que se integraron en la construcción del nuevo país.
Esa etapa de estabilidad tutelada duraría poco más de un quinquenio, antes de que estallaran tensiones internas que culminarían en el golpe de Estado de João Bernardo “Nino” Vieira en 1980. Se terminarían de fraguar con la caída de la URSS en el año 1991. Se abre entonces una grave crisis política y económica que termina derivando en una Guerra Civil.
La familia de los Vieira
El nombre de João Bernardo “Nino” Vieira es importante para explicar muchas de los problemas de Guinea Bisáu en la actualidad. Lo analiza bien Juan Torregrosa Rodríguez en Africa Mundi en Guinea Bisáu, el narcoestado africano que es la puerta de la droga entre América y Europa. Torregrosa asegura que Nino Vieira vio el narcotráfico como un “motor económico personal y nacional” y aporta datos: en 2008, el coste de una tonelada de cocaína procedente de Guinea con destino Europa tenía un valor de 60 millones de dólares, lo que equivalía a un 6,5% del PIB local.
A partir de los años 2000, diversos informes policiales, de inteligencia, de la ONU, de Estados Unidos y medios internacionales comienzan a alertar sobre Guinea Bisáu como centro de tránsito de cocaína conectando Sudamérica, África Occidental y Europa. De hecho, diversos analistas calificaron el país entonces como una “narco-república”. Años más tarde, en 2009, Vieira, siendo presidente, fue asesinado -y veinticuatro horas antes, corrió la misma suerte el primer ministro-.
Su apellido -Vieira- nos coloca en 2025. El sobrino de Nino Vieira, que lleva su mismo nombre João Bernardo Vieira, ha asumido en el gobierno de transición actual la dirección del Ministerio de Asuntos Exteriores, Cooperación Internacional y Comunidades.
Vieira (actual), a sus 48 años, se presentó a los comicios del pasado 23 de noviembre como candidato independiente. De hecho, entre sus propuestas destacaba la creación de una Comisión Nacional de Reconciliación. El mundo de la política no es nuevo para él: fue secretario de Estado de Transportes y Comunicaciones entre 2014 y 2016. Ahora, su papel en el nuevo ejecutivo es clave para tratar de mejorar una imagen internacional muy dañada.
El papel real de la UA y la CEDEAO
El golpe de Estado de hace escasos días ha sido recibido con rechazo absoluto -y preocupación- desde todas las instituciones internacionales. Tanto la Unión Africana como la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) han lamentado lo ocurrido y han suspendido al país -a modo de sanción- de sus estructuras ejecutivas. Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha pedido a las autoridades militares que respeten y protejan los derechos humanos. En la misma línea desde la Unión Europea y desde España han llamado “a la calma, al diálogo y al respeto de las normas democráticas y constitucionales del país”.
Es importante reseñar que este golpe militar, dentro de Bisáu, ha sido visto con cierto pesimismo desde dentro -entre la propia población-. Cansancio. Fatiga. A diferencia de otros perpetrados en la región como en Burkina Faso -por citar sólo un ejemplo-, en donde la población salió a las calles a celebrar el movimiento militar. Las circunstancias también son muy diferentes. Se trata de un golpe que algunos sectores lo ven como una farsa. El propio primer ministro de Senegal, Ousmane Sonko, lo calificaba como tal en el Parlamento el pasado viernes 28 de noviembre.
A pesar de que sigue en el aire la autoría y las responsabilidades de quién está detrás, la realidad es que el presidente saliente Umaro Sissoco Embaló, según las últimas informaciones, se encuentra ya en la República del Congo, después de haber salido del país, tras un breve paso por Senegal. De hecho, fue el presidente senegalés, Bassirou Diomaye Faye, en coordinación con la CEDEAO, los que fletaron un avión para iniciar el periplo de Embaló en busca de asilo.
En las próximas horas -o días- se espera que llegue a Guinea Bisáu una delegación de la CEDEAO para negociar y ejercer presión diplomática. Unas circunstancias de este tipo no son nuevas. En octubre de 2016, se firmó lo que se conoce como “Acuerdo de Conakry”. El país atravesaba una crisis política profunda: el presidente José Mário Vaz y el primer ministro Domingos Simões Pereira llevaban más de un año enfrentados -con el Parlamento estaba bloqueado-. Ante el riesgo de colapso, la CEDEAO intervino. Se pactó la formación de un gobierno inclusivo, respeto a la Constitución y seguimiento continuo de la CEDEAO.
Un acuerdo que, a juicio de muchos, fracasó. Entre 2015 y 2018 han habido hasta ocho cambios de primer ministro en el país. A finales de 2019, se produjeron elecciones presidenciales y Umaro Sissoco Embaló -tras sendos recursos contra los resultados por parte del PAIGC-, en febrero de 2020 fue proclamado ganador de las elecciones.
La eterna maldición de los recursos
El principal producto de exportación de Guinea Bisáu es el anacardo y se sitúa algo por encima de las 150.000 toneladas. El destino principal es la India. Se estima que la agricultura abarca el 44% del PIB local. Aunque, en los últimos años, se han sentado en la mesa nuevos actores.
Bisáu es un país rico en recursos, concretamente de bauxita en el sur -así como petróleo-. Estos recursos, actualmente, no están siendo explotados en gran magnitud. La bauxita es una roca sedimentaria rica en aluminio -se considera, el principal mineral del que se extrae aluminio a nivel mundial-. Un ejemplo es Guinea Conakry -con el que hace frontera-, considerado como uno de los mayores exportadores.
Años después de la independencia del país, Angola comenzó a establecer lazos muy estrechos de cooperación con Bisáu. Tanto desde el punto de vista militar, como en el desarrollo de proyectos que permitieran la exportación de productos de este tipo. La inestabilidad marcó las relaciones y nunca -a pesar de vaivenes- terminó de fraguar. Es entonces cuando entra Rusia, a través de empresas como Russal.
Durante el mandato de Embaló, visitaron Moscú hasta en cuatro ocasiones. La última en febrero de este mismo año. El anterior jefe de la diplomacia y actual ministro de justicia -con el gobierno de transición- Carlos Pinto Pereira, aseguró que se estrecharon grandes lazos en la última visita: formación del personal de seguridad, suministro de equipamiento militar y la posibilidad de trabajar en proyectos energéticos.
En definitiva, Guinea Bisáu es un país al que hay que seguir la pista. Un lugar que nunca termina de asentarse, marcado por la fragilidad institucional, y donde está claro que la estabilidad, al menos por ahora, es un paréntesis.




