Especial África en 2025: Economía - Sudáfrica, Nigeria y los nuevos productores de petróleo tiran del carro, ojo a la liberalización en Etiopía y la deuda en Kenia y Mozambique
💵 África se prevé que crezca entre un 3,7% y un 4,2% en 2025, un ligero repunte con respecto a 2024 pero que todavía será insuficiente para retomar los niveles prepandemia y aumenta el hambre.
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El 26 de marzo de 2024 fue el último día en el que Sudáfrica sufrió apagones de luz. Llevaban desde 2008 sufriendo cortes de luz intermitentes y en 2023 tocaron fondo con 289 días completos sin electricidad, lo que le costaba a una de las mayores potencias económicas africanas 52 millones de dólares en pérdidas cada día.
En Nigeria, las reformas del gobierno de Bola Tinubu todavía no ven sus frutos. La liberalización de la naira y el fin a los subsidios al petróleo han disparado los precios y le han traído de cabeza. En diciembre de 2024 se llegó a un pico de inflación en los últimos 28 años del 34,6%. La realidad es que el primer cuarto del año se ve difícil, pero en 2025 se verá ya una estabilización y aunque no será un cambio radical y para muchos la situación económica seguirá siendo extremadamente dura, la previsión es bajar la inflación en siete puntos en un año hasta el 27,1% en 2025.
Si a ello le sumamos la nueva refinería que comenzó a funcionar en Nigeria en 2024, que Níger y Senegal comenzaron a exportar petróleo el año pasado, que Uganda pretende hacerlo este año por primera vez y que Sudán del Sur vuelve a poder producir y exportar petróleo tras el parón en el suministro causado por la guerra en su vecina Sudán en febrero del año pasado, la suma es que la economía de África seguirá creciendo. Poco, pero seguirá creciendo.
La oficina económica de la ONU calcula un crecimiento del 3,7% en 2025 para África, casi un punto más que la media mundial y 0,3% que lo que obtuvo la región en 2024. Más positivo es el Fondo Monetario Internacional que lo eleva hasta el 4,2%, mismo porcentaje que la agencia de rating Moody’s, en ambos subiendo tan solo entre un 0,4% y 0,6% respecto al año pasado.
Es por ello que el panorama es de cauteloso optimismo. Al resurgir de las potencias continentales y los nuevos países petroleros se le suma el interés creciente por los minerales críticos, con la carrera de las grandes potencias en el sur del continente. Si a ello se le suma la liberalización de varios sectores como telecomunicaciones, bancos y la apuesta por la minería de criptomonedas en países punteros como Etiopía, el escenario es optimista.
Ahora, en 2025 enfrentaremos varios retos. Primero será ver cómo encaja la inversión internacional y mucho tendrá que ver la nueva postura de la Administración de Donald Trump, que en septiembre deberá renovar el vital African Growth and Opportunity Act para el comercio africano.
Detrás, los peligros siempre están en la falta de poder hacer un balance fiscal. A William Ruto casi le cuesta el puesto en 2024 el intentar subir los impuestos en Kenia y a pesar de salvar los eurobonos que debía el año pasado, este se verá con las manos atadas. Ojo también a Mozambique y su deuda: las protestas antigubernamentales han destrozado la economía y la confianza de inversores.
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