XII. El falso edén del petróleo: ni trabajos ni dinero
Las petroleras prometían crear 61.000 empleos entre trabajos directos e indirectos en el oleoducto, pero los locales no ven las oportunidades y donde las tienen son en empleos de baja remuneración.
Este artículo es parte de una serie de investigación periodística de varios meses con viajes a Tanzania y Uganda financiada por dos becas de Journalismfund.eu. Los textos son obra de David Soler y Soraya Aybar con fotografías de Pablo Garrigós, además de la colaboración en el terreno de la periodista ugandesa Halima Athumani. Cualquier reproducción parcial o completa de este trabajo es ilegal y será demandada ante los tribunales.
Joseph Yarimba caminaba de vuelta a casa con una azada al hombro por el borde de una pequeña carretera sin asfaltar. El cielo se cubría de negro y le quedaban unos cientos de metros para poder llegar a su casa en Kabaale. Halima Athumani le ofreció llevarle a casa en la furgoneta no sin explicarle que esas tres personas blancas y ella misma querían saber qué opinaba del petróleo del que su pueblo estaba rodeado.
"Escuchamos sobre el petróleo hace ya mucho tiempo, vinieron a tomar medidas y empezamos a ver cosas construyéndose como el aeropuerto, que nos han dicho que estará probablemente acabado para el año que viene. Estamos esperando, pero ya hay carreteras que se están construyendo”, decía con voz tenue.
Yarimba tiene 50 años y cuatro hijos y cultiva maíz en tierras que no son suyas. A veces, dice, consigue trabajo temporal en la construcción. Pero las nuevas carreteras y el aeropuerto que ha traído el dinero del petróleo no le han dado de comer "No es fácil como locales conseguir trabajos. Claro que hay algunos jóvenes que han conseguido alguno, pero no muchos".
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