¿Viene la viruela del mono de África? Lo explicamos
Esta semana han empezado a saltar las alarmas por la aparición de casos de una enfermedad rara en el mundo occidental: la viruela del mono. España cuenta ya con más de treinta casos confirmados y lidera, aunque ya hay más de un centenar en una docena de países occidentales. Pronto se ha asociado a África y a la transmisión entre homosexuales como la causa, ¿pero es así? ¿Qué es? ¿Qué causa?Ante todo, que no cunda el pánico. Os explicamos.
La viruela del mono es una variante menos lesiva de la viruela, erradicada en el mundo en 1980. Su origen se encontró en 1954 y por primera vez en humanos se detectó en 1970 en R.D. Congo. La enfermedad sí es endémica de África, con dos variantes, la de África occidental y la de la cuenca del Congo. Todos los casos detectados hasta ahora son de la primera, más suaves, con una media de 3,6% muertes por más de un 10% de la segunda.
Le enfermedad nació hace décadas en África, pero a pesar de ello los científicos no han encontrado relación entre estos casos y viajes al continente. Es decir, que no viene ahora de África. Tampoco es la primera vez que se encuentra en Occidente: en 2003 se detectó por primera vez fuera del continente, en Estados Unidos.
A pesar de que en África es dónde más ocurre, no es en todos los lugares y lo hace a un nivel ínfimo. 11 de los 55 países han tenido casos pero son R.D. Congo y Nigeria los más afectados. El primero ha tenido 1.200 casos y 58 muertos en lo que llevamos de año, mientras el segundo suele reportar 3.000 casos al año. Los casos ocurren en zonas boscosas y rurales, con poca sanidad y contacto con animales.
Los primeros casos en España se relacionaron como transmisión sexual entre homosexuales, pero ni es exclusivo al colectivo LGTBIQ+ ni la única manera de transmitirlo es el sexo. Es más, el virólogo africano Oyewale Tomori asegura que en su origen no se encuentran casos relacionados con el sexo, pero indica que los casos en Europa pueden mostrar una tendencia diferente en Occidente. La OMS asegura que la transmisión ocurre por sangre, fluidos, o lesiones cutáneas o mucosas, y especialmente con el contacto con animales infectados. Entre ellos están roedores como ratas y lirones y monos.
Ante todo, los síntomas suelen ser leves. Tras un máximo de tres semanas de incubación, una persona siente fiebre, desgaste muscular y lo más llamativo que circula: erupciones cutáneas como ronchas. Los casos suelen durar entre dos y cuatro semanas y los graves ocurren principalmente entre niños o con otras enfermedades, pero son raros. Además, los que tienen la vacuna de la viruela están más protegidos. Por ello, hay que estar alerta, pero ante todo tener calma, poner los números en contexto y no estigmatizar a toda África o comunidades concretas sin base científica.