Una de las semanas más negras para la crisis migratoria
Las Islas Canarias sufren una de sus mayores crisis migratorias. Una semana negra que suma un total de 7 embarcaciones y alrededor de 250 migrantes que se juegan la vida en las travesías. El miércoles las fuerzas de salvamento marítimo de la zona, la Guardamar Talía navegaron 600 kilómetros mar adentro y dirección la isla de El Hierro, para encontrarse con una de las estampas más desgarradoras: 24 cadáveres yacían dentro de la embarcación. La peor tragedia del año vino seguida de otra embarcación algo más esperanzadora dos días después: 45 personas entre las que estaba una mujer que dio a luz en la embarcación llegaban a tierra. El mar trae a un recién nacido llegan a las costas canarias, mientras que otros, tristemente, fallecen a las puertas de Europa.
La ruta canaria, la más peligrosa del Mediterráneo, alcanzó su récord con 23.000 llegadas a las islas durante el 2020. La pandemia del coronavirus, que empeora las oportunidades laborales y agrava la situación económica, se suma a los conflictos, como la guerra entre el Sáhara Occidental y Marruecos, la intensificación del yihadismo en las zonas del Sahel, y un hartazgo ciudadano sobre las esferas políticas como principales los factores que impulsan la migración hacia Europa.
La mitad de todos los migrantes son de nacionalidad marroquí, mayoritariamente procedentes del Sáhara Occidental, concretamente de Dajla, seguidos por ciudadanos de Senegal y Mali. Marruecos es el tercer país al que más dinero ha dado la Unión Europea desde 2014 para contener la migracion. Un tot de 344 millones de euros que lo marroquíes consideran insuficientes, solicitando 3.500 millones hasta 2027. Mientras, el rey de Marruecos, Mohamed VI, se compró en octubre un palacete en la capital francesa valorado en 80 millones de euros. La violencia del silenciamiento inhibe a una población que antes de continuar conviviendo en estados autocráticos y zonas de conflicto decide arriesgarse a poder morir en manos del mar.