Uganda tiene mucho petróleo, pero faltan inversores
Uganda descubrió hace poco mucho oro en su país, pero hace ya varios años vio que tenía también mucho petróleo. Mucho. Tanto como para producir 700 millones de barriles de petróleo. Para que te hagas una idea, daría para abastecer de petróleo a España durante 1.468 años ininterrumpidamente. Bueno, pues eso fue en 2009 y de momento no se ha sacado ni un barril. El principal problema: la financiación.
Aunque tienen petroleras extranjeras involucradas en su extracción, con la china CNOOC y la francesa Total liderando, tienen problemas de financiación para convertirlo en comercial. El principal y más gordo es el East Africa Crude Oil Pipeline (EACOP), un oleoducto de 1.443 kilómetros que acaba en Tanzania con el que exportarlo al exterior. Aunque en febrero Total y CNOOC anunciaron la inversión de 10 mil millones de dólares, el proyecto de momento tiene pocos bancos y fondos que lo apoyen públicamente. A finales de este mes se espera anunciar los inversores, pero por el momento solo tres bancos han anunciado su apoyo financiero públicamente: el chino ICBC, el japonés SMBC y el sudafricano Standard Bank. Por contra, una veintena de bancos ha hecho público que no financiará un proyecto de petróleo con peligros medioambientales en pleno siglo XXI.
Más allá de la exportación, Uganda quiere también refinar parte de su petróleo para no depender del exterior para ello y tener que importarlo de vuelta, más caro. Sin embargo, la refinería planificada no está encontrando inversores a pesar de buscar socios en Occidente para cubrir los 4 mil millones de dólares de gastos previstos. Como pronto, se prevé que esté operativa para 2027.
El choque de intereses con el proyecto del EACOP es uno de los motivos, pero también de nuevo la mirada medioambiental. En un año en el que África es anfitriona de la Conferencia por el Clima por segunda vez en su historia, en Egipto la COP27, financiar proyectos de petróleo por mucha crisis energética va en contra de los Acuerdos de París y cualquier consideración ética. Si no, díganselo a la ola de calor.