Sally Hayden: "Gestionar la migración implica encerrar a personas en lo que el Papa define como campos de concentración"
📚 Hablamos con la periodista irlandesa, autora del libro "Cuando lo intenté por cuarta vez, nos ahogamos" sobre la migración en el Mediterráneo y lo que aprendió reportajeando.
Justo antes de tener una llamada con Sally Hayden veo que ha publicado un tuit: "ACNUR identificó 90 *personas* entre los muertos o desaparecidos en el Mediterráneo Central en junio. Esto equivale a 3 por día, aunque esta cifra probablemente esté subestimada...". Minutos después, otro que cita a la Organización Internacional de Migración de la ONU con las intercepciones en el mar y retornos a Libia en la última semana de junio: “8.980 personas en lo que va de año (a 29 de junio)”.
8.980 personas que no son números gracias a Cuando lo intenté por cuarta vez, nos ahogamos, el preciso libro publicado en España por Capitán Swing en el que esta periodista irlandesa denuncia los abusos en Libia y en el Mediterráneo Central. Nombres como Essey, cuya historia vertebra el libro, que comienza con él interceptado en el mar en Libia y narra su odisea hasta acabar llegando años más tarde. Nacido en Eritrea, volver a un país hermético y represivo donde el sistema militar obligatorio diezma cualquier posibilidad de futuro era una quimera. Vivir en Libia, peor que el infierno.
Pero el libro no sólo trata de humanizar la migración, sino que también habla de información, de estructuras de poder y de tecnología. “Inicialmente, cuando estaba haciendo este reportaje, pensaba que los funcionarios europeos no conocían las consecuencias de sus políticas. Frontex me dijo que no monitorean lo que sucede después de ser interceptados en el mar por la Guardia Costera libia, que no saben lo que hacen, ni lo que les sucede a esas personas”, dice a África Mundi en conversación telefónica.
Hayden quería destapar lo que sucedía detrás de esa interceptación y ponerlo en noticia de las autoridades para que mejoraran lo ocurrido. “Creía que los funcionarios y políticos necesitaban esa información porque parece que no se recopila deliberadamente”, dice. “Después de publicarlo me di cuenta de que los políticos sí saben lo que ocurre”.
No solo lo saben, sino que se escudan en que es lo que pide el público europeo. “Todos deberíamos ser conscientes de que los funcionarios y políticos están implementando estas medidas porque dicen que esto es lo que queremos. Eso devuelve la responsabilidad a los individuos, estamos enviando el mensaje de que esto es lo que queremos”, asegura.
Eso que ocurre son muertes por inanición tras estar semanas sin comer; cientos de personas hacinadas en lo que podría ser tu dormitorio con tuberculosis y a ibuprofeno, en el mejor de los casos; varazos y latigazos de jóvenes libios enardecidos o, en el peor de los casos, que les lanzan al frente a luchar en una guerra civil en el que se han visto inmersos donde caen bombas.
En tu mesa del domingo un familiar o amigo – blanco, con pasaporte europeo y privilegiado– completamente en contra de la migración, podría alegar que ellos han elegido ellos estar ahí. ¿Lo han elegido? ¿Uno elige dónde nace? “No creo si la gente entiende completamente lo que se acuerda. ¿La gente entiende cuando un político dice las palabras gestionar la migración, que implica que haya personas encerradas indefinidamente en lo que el Papa Francisco ha comparado con campos de concentración?”, se pregunta Hayden. “¿Entienden realmente los europeos lo que sucede en su nombre?”
Este es un libro de periodismo de investigación al más alto nivel, con fuentes en las altas organizaciones y también dentro de los propios migrantes. Pero no esperen un relato humanizador contado en primera persona de la migración. Es un libro que denuncia los abusos y reflexiona sobre las estructuras de poder. “Escribí el libro como periodista europea y la razón por la que pasé años reportajeando es que ciertas políticas se hicieron en mi nombre. Es de los ojos de un blanco privilegiado que se da cuenta qué ocurre”, asegura.
A lo largo de a investigación, Hayden expone a la Unión Europea, pero también a organizaciones que supuestamente son las responsables de salvaguardar los derechos de las personas migrantes como las agencias de la ONU, ACNUR y OIM; u oenegés como SeaEye, que tras dejarla subir en el barco de rescate acaban querellándose contra ella. “El libro habla mucho sobre las estructuras de poder y una de ellas es las que hay dentro de la ONU. Las estructuras de la ONU perpetúan las desigualdades por cómo básicamente funcionan y se relacionan con el colonialismo”, asegura la periodista.
En el libro, menciona un caso en el que ACNUR sacó fotos y vídeos de los migrantes sin sus permisos tras ser realojados en otro centro de detención en Libia y publican una story en Instagram o un tuit para mostrar su trabajo y buscar dinero. “Sienten que la prioridad es obtener financiación sobre cualquier otra cosa y eso puede conducir a abusos que se pasan por alto”, dice.
Otro momento que me marcó leyendo el libro es cuando en redes se congratulan los miembros del equipo de comunicación de la agencia de la OIM de recibir un premio por su labor. Mientras, no contestan a Hayden, que pasa el mensaje de muchos migrantes que están pidiendo comer porque llevan días sin un plato en un centro de detención. Una medida que no es casual: las agencias no les dan comida y les hacen pasar hambre durante días para forzarles a irse de allí y que no sea su responsabilidad.
Sin embargo, no todo es mala señal. Dentro hay individuos que denuncian esas contradicciones y abusos. “No habría podido hacer este reportaje sin personas de grandes organizaciones como fuentes que me pasaban información y ellos no podían hablar públicamente”, afirma Hayden.
El libro acaba con una frase: “Cada vez es más difícil silenciar a las personas”. Porque esa es otra enseñanza que deja este libro: el poder de la tecnología. Hoy en día toda persona tiene un móvil y es capaz de comunicarse a través de redes sociales. Sí, también aquellos que migran, para los que precisamente el móvil es casi una necesidad, un método de contacto y supervivencia con el exterior. Gracias a él, Hayden hace todo este reportaje durante varios años y la historia de decenas de migrantes puede ser contada y destapar así los abusos en la gestión migratoria.
Gracias a ello podemos saber también los efectos lesivos en la salud mental de las personas migrantes. “A veces no contestaban durante algunas semanas y luego decían que estaban deprimidos y que no estaban motivados ni siquiera para hablar”, asegura. “Una cosa frustrante fue que la gente me preguntaba sobre mi salud mental personal; por supuesto que es traumatizante conocer esas historias, pero lo es más para quienes las sufren y esto debe entenderse. Las consecuencias de lo que sufren potencialmente les afectará a ellos, a sus hijos y a los hijos de sus hijos”, añade.
Un aviso para el futuro lector: el libro se centra en Libia y en el Mediterráneo Central. Si buscas leer sobre Canarias, no es tu libro. Está escrito en un tiempo donde esta ruta era la más mortífera del mundo y más frecuentada. Hoy en día, ya no es así. La información que ha salido de Libia, incluida los reportajes de Hayden, ha corrido la voz y ha llevado a aumentar la ruta Canaria. “Ahora esa es la ruta más mortífera del mundo. La razón es que lo que está sucediendo en Libia”, afirma.
“Una de las principales razones por las que África Occidental no escogía la ruta del Atlántico era porque se consideraba muy peligrosa y la opción más segura era Libia. Ya no”. Ahora muchos escogen en su lugar las Canarias, arriesgándose a las mareas que les pueden acabar llevando ya sin vida a Brasil, como se descubrió recientemente. Mientras, en el Mediterráneo Central Túnez es el principal punto de partida.
Hayden acaba el libro, pero la migración nunca termina. “Alguien me describió la migración como un globo: cuando aprietas una parte, la otra se expande”, dice. El libro ha sido publicado en ocho países en cinco idiomas distintos; ganó el Premio Orwell de Escritura Política y el Libro Irlandés del Año en 2022; le llevó al Parlamento Europeo y está siendo utilizado en causas legales contra el gobierno de Reino Unido por su plan de deportación a Ruanda y contra funcionarios europeos por facilitar los abusos en Libia.
Aún así, es difícil lidiar con las expectativas. “Creía que todos sentirían la necesidad de reaccionar de alguna manera. Eso no ha sucedido realmente”. Aún así, sí ha modificado comportamientos en quienes lidian con las vidas de personas vulnerables desde una posición de poder y en abrir los ojos a personas. “Nadie debería poder decir que no sabe sobre esto”.
Sobre lo que pasa a personas como a Essey. Su vida y sueños son únicos, pero su camino se repite como a otros miles. Hayden sigue tuiteando casi a diario para seguir informando sobre ese camino y pronto se subirá a un barco de rescate en el Mediterráneo. El globo nunca se pincha.