¿Sabías que ha habido tres Papas africanos en la historia de la Iglesia Católica?
El primer pontífice africano fue Víctor I entre el año 189 y 199 y le siguieron Melquíades y Gelasio I, el último en el año 496 d.C.

La muerte del Papa Francisco I ha abierto la puerta a los rumores previos al Cónclave en el que se decidirá el próximo máximo representante de la Iglesia Católica.
La idea de que haya un Papa de África ha saltado las conspiraciones por la profecía del boticario francés Nostradamus que habría vaticinado en el siglo XVI el fin del mundo tras la elección de un Papa negro.
La realidad es que la elección de un Papa africano no sería la primera vez, y probablemente tampoco la primera que fuera negro, aunque no hay ciencia cierta del color de la piel. A lo largo de la historia ha habido tres Papas del continente africano, todos ellos en la época inicial de la Iglesia Católica entre los años 189d.c. y 496d.c.
Todos provenían del el norte de África, que por aquel entonces era un importante centro del cristianismo, y los africanos del norte (como los bereberes y romanos africanos) eran una parte activa de la Iglesia en su época primitiva.
Vamos a conocerles uno por uno.
1. Papa Víctor I (c. 189–199 d.C.)
El primer Papa africano fue Víctor I, que se cree que nació en Leptis Magna, la actual Libia, o Tebessa, entre las actuales Argelia y Túnez.
Cuando ascendió al poder gobernaba ya el Imperio Romano con el emperador Comodo, al que siguió Septimio Severo.
El Papa Víctor I tuvo una función vital en una de las principales fiestas católicas al abogar por unificar en un día la Pascua alrededor de todo el mundo, lo que le generó críticas en Asia donde las iglesias seguían la tradición de cuartodecimanos, pero acabaron uniéndose y por ello se le recuerda como un campeón por la unidad católica.
Además, fue el primer Papa en hablar latín como lengua nativa, en una época en que el griego era común en Roma y defendió la autoridad de Roma sobre otras iglesias locales, un paso importante hacia la centralización de la Iglesia.
2. Papa Melquíades (311–314 d.C.)
El segundo Papa de África tenía ascendencia bereber y su mandato tuvo gran repercusión, ya que fue con él cuando el Imperio Romano bajo el emperador Constantino el Grande legalizó el cristianismo y comenzó a tener el apoyo político.
A pesar de estar solo tres años, gobernaba durante el Edicto de Milán (313), emitido por Constantino y Licinio, que puso fin a las persecuciones contra los cristianos. Además, debido a ello recibió del emperador el Palacio de Letrán, que se convirtió en residencia papal y más tarde en la Basílica de San Juan de Letrán.
El Papa Melquíades presidió el Sínodo de Roma (313) para resolver el cisma donatista, una disputa sobre la validez de los sacramentos administrados por obispos que habían caído durante las persecuciones.
3. Papa Gelasio I (492–496 d.C.)
El tercer y último de los Papas africanos hasta la fecha nació también el norte del continente, con ascendencia romana-africana o bereber, pero creció en Roma.
En su papado, Gelasio I tuvo tensiones con el emperador del Imperio Romano de Oriente, Anastasio I, en Constantinopla, y defendió su autoridad como Papa frente a las intromisiones de este. En su debe está que reafirmó la supremacía papal frente a las pretensiones de control imperial sobre la Iglesia, lo que sentó precedentes para futuros conflictos entre Papas y emperadores.
Para ello, desarrolló el concepto de "dos poderes" (espiritual y temporal), con su famosa carta Duo sunt, donde afirmaba que el poder espiritual del Papa estaba por encima del poder del emperador en asuntos religiosos.
Además, organizó la liturgia romana y dejó escritos teológicos que influyeron en la doctrina católica durante siglos, como en los que incidía en sus esfuerzos en combatir la herejía y promover la unidad cristiana.