Los jóvenes vuelven a la calle en Túnez diez años después
El 14 de Enero volvió a circular la palabra hogra por las redes sociales. Una palabra que muestran un sentimiento: el hartazgo de una población que, diez años después de la revolución que acabó con la dictadura, no se conforma con su democracia. Túnez es el único país de los que vivieron la Primavera Árabe con un sistema democrático, pero la falta de avances en la economía ahoga a su población. Más de 1.200 jóvenes han sido detenidos tras salir a la calle a manifestarse, algunos de forma violenta, con cánticos como "queremos el fin del régimen". Protestan contra la corrupción generalizada, la desigualdad económica y la brutalidad policial. El joven Hamza Nasri, declaró a Francisco Peregil de El País al salir de la cárcel que estaban hacinados en celdas y los policías amenazaban con violarles.
El gobierno de Túnez ha impuesto un toque de queda y prohibido las concentraciones para contener las protestas y la nueva ola de coronavirus que el jueves marcó un récord de 103 muertes en un solo día. Sin embargo, las medidas de momento no han frenado a la población, harta de su situación.
En medio de todas estas protestas, el FMI insiste en el control en el gasto debido al déficit presupuestario del 11,1% en 2020, e insiste en gastar el dinero en salud y protección social y no en ayudas a empresas públicas. Todo en medio de una situación insostenible. Más de un tercio de los jóvenes se encuentra el paro y la deuda pública del país llega al 89% del PIB, cuando hace una década estaba casi por la mitad. Además, el valor del dinar, la moneda local, se ha devaluado en un 50% y han perdido poder adquisitivo. Los tunecinos tienen la democracia, pero no les basta. Necesitan oportunidades para vivir bien.