Nigeria y unas elecciones históricas
Estas elecciones son importantes por varios motivos. Empecemos por lo bueno: Nigeria es el país más poblado con más de 200 millones de habitantes, aunque el número exacto no se sepa hasta que no renueven el censo este año (el último es de 2006). Es, además, la principal economía de la región subsahariana, el segundo mayor productor de petróleo y el tercero de gas natural y por si fuera poco, la principal industria cultural, con Nollywood, las principales figuras del Afrobeat y las plumas más reputadas.
A su vez, tiene infinidad de problemas: un Estado que no controla todo el país, unos jóvenes que necesitan trabajo, una región norte asolada por el yihadismo de Boko Haram y un conflicto armado entre pastores musulmanes y agricultores cristianos que habla de la división norte-sur religiosa y el efecto del cambio climático en las tierras.
Eso ya de por sí hace interesante el país, pero estas elecciones lo son todavía más por varios motivos. Principalmente, porque habrá un nuevo presidente: Muhamadu Buhari se retira tras dos mandatos donde el cambio que se buscaba no ha llegado. Viviendo más entre hospitales en Londres que en Nigeria, casi 100 millones de votantes buscan un cambio. ¿Las opciones? Otra novedad: por primera vez no hay solo dos candidatos reales, sino hasta cuatro.
A las caras familiares de Atiku Abubakar y Bola Tinubuse suman dos sorpresas: Peter Obi y Rabiu Kwakanso. Ambos vienen con vitola de gobernadores regionales y con una cultura de seguidores casi religiosa, pero con bases muy distintas. El primero apela a los jóvenes por haber mejorado la economía del Estado regional de Anambra. El segundo, por su tiempo al frente del Estado regional de Kano. El primero, cristiano al sur. El segundo, musulmán al norte y referencia en un lugar con 22,5 millones de los 93,5 millones de votantes.
Este cuatripartito hace por lo tanto más interesante la votación ante la posibilidad real de ir por primera vez en la historia democrática a segunda vuelta. Un candidato necesita una mayoría del voto popular y un 25% en al menos 24 de los 36 Estados regionales. Obi sigue siendo el favorito, pero muchas encuestas no incluyen el norte, difícil de acceder.
Las elecciones vienen además en un momento clave de falta de liquidez. El 40% del país no tiene cuenta bancaria y el Banco Central anunció una nueva tarjeta tipo Visa o Mastercard llamada AfriGo y un cambio en los billetes de 200, 500 y 1.000 nairas. El objetivo: combatir la corrupción y potenciar la economía móvil. El resultado: falta de cash y gente durmiendo fuera de los cajeros sin poder comer para sacar nuevos billetes que escasean. El anuncio fue en diciembre y para final de enero se pretendía que no valiera pagar ya con billetes antiguos, pero hubo que extender diez días y aún así tal es el lío que el Tribunal Supremo ha revocado la fecha límite.
A ello súmale los retos para el futuro presidente: una economía con necesidad de digitalizarse y diversificar su dependencia del petróleo, pero empujada hacia ampliar ese sector ante la necesidad europea de energía y con el plan previsto de crear un gasoducto hacia Marruecos desde Nigeria para exportar a Europa. El que gane tiene muchos retos mayúsculos pero antes habrá que mirar a unas elecciones donde hay influencerspagados por partidos políticos, la sombra de injerencia extranjera con la experiencia pasada de Cambridge Analytica y matones a sueldo pegando tiros para evitar mítines y votaciones en zonas de conflicto.