La violencia machista sacude el atletismo keniano
Agnes Tirop tenía 25 años, era récord del mundo en 10 kilómetros, bronce mundialista y cuarta en los Juegos Olímpicos. El pasado miércoles la encontraron muerta en su casa con varias puñaladas en el abdomen. El principal sospechoso es su marido, Ibrahim Kiptoch, que fue detenido a la fuga en Mombasa. El asesinato de Tirop ha encendido las alarmas contra la creciente violencia machista en Kenia y la incapacidad de algunos hombres de aceptar un rol secundario familiar en el creciente sector de estrellas atletismo femeninas.
El caso de Tirop ilustra cómo algunos hombres no aceptan que la mujer sea la principal fuente de ingresos. Desde hace más de una década las atletas kenianas ganan carreras de media y larga distancia internacionales dotadas con cuantiosos premios que podrían llegar a ser más de lo que cobrarían en un año trabajando en las zonas rurales de Iten. Agnes Kiprop fue una de las primeras que sufrió ese control heteropatriarcal: su marido quería controlar el dinero que ella ganaba. Ella se consiguió separar y rompió un tabú. La independencia económica y amplitud de miras cambian los roles de género y aunque muchos hombres aceptan un papel secundario, otros refuerzan una violencia machista. El documental 01:05:12: Una carrera de fondo de los periodistas Javier Triana y Rubén San Bruno ilustra su emancipación.
En Kenia, alrededor del 50% de las mujeres sufren algún tipo de violencia de género en sus vidas, un tercio de ellas antes de los 18 años. La situación no ha empeorado en pandemia. En las dos primeras semanas de confinamiento entre marzo y abril las llamadas al número oficial de protección por violencia hacia las mujeres aumentaron un 301%. Esta misma semana también falleció la estudiante y jugadora de voleibol de 17 años Cynthia Makokha, alertando del incremento en la violencia. Una lacra que daña a Kenia y pone en peligro a sus mujeres. Agnes Tirop y Cynthia Makokha. D.E.P.