La libertad de prensa, una utopía en África
📰 Ejercer el periodismo es cada vez más complicado en el continente, donde la gran mayoría de los países presentan una situación grave o difícil. Solo cinco países aprueban y ni uno obtiene un bien.
¡Hola! Soy David, ¿qué tal?
Siempre me ha parecido curioso nacer un día después del Día Mundial de Libertad de Prensa. Este año, casi rozando la treintena, me he hecho socio de Reporteros sin Fronteras. No sé si es por mi situación como periodista en África, por la creencia en la unión de periodistas como fuerza o al conocer el terrible asesinato de más de cien compañeros en Gaza, pero cada vez creo más que nuestra profesión está en riesgo.
Considero que en España hay cada vez más pseudoperiodismo y se dice de una manera muy alegre que no hay libertad de prensa. La realidad dice que esa gente no ve mucho mundo. Ningún país africano tiene la libertad española, que ocupa el puesto 30 en el mundo.
Cada vez que viajo a África lo hago con esa pizca de incertidumbre de: ¿y si no me dejan pasar? ¿Y si pasa algo? A compañeros y amigos les han pasado cosas recientemente que refuerzan esa idea. Poca gente cuando viaje, aunque sea por placer, piensa en que pueda estar en la picota.
Por otro lado, escribir mayoritariamente para medios españoles y no salir en la televisión da un pase en un continente donde el idioma no se conoce tanto y España no tiene una gran importancia geopolítica, a excepción de Marruecos, Senegal y poco más. Eso es una ventaja para ejercer la profesión, pero a su vez una desgracia: el impacto que pueda tener tu publicación queda reducido por tu idioma y dónde lo publicas, además de que a quien le llega, el público hispano, no está igual de sensibilizado.
Si a eso le sumas la precariedad, es complicado sentirse realizado y poder vivir de informar sobre África, pero ahí estamos, intentando contarlo para que no haya ese desierto informativo que ocurre en Eritrea, donde el gobierno de Isaias Afwerki ha conseguido que su país sea el peor clasificado en el ranking anual de Reporteros sin Fronteras.
Hecha esta reflexión, vamos a desgranar los datos del ranking para 2024. Te aviso: no tiene buena pinta.
Un exagerado control político
El ranking de Reporteros sin Fronteras tiene en cuenta cinco baremos: el aspecto económico, sociocultural, político, legislativo y de seguridad. En la mayoría de países africanos, el control político es el que impide ejercer el periodismo.
Las elecciones son una buena muestra de ello y este año Madagascar, Nigeria y República Democrática del Congo han caído en el índice por ataques y arrestos a periodistas. Una de las maneras más eficientes para controlar políticamente lo que se publica es cortando el internet, algo habitual en muchos países de África por parte de gobiernos represivos que va contra la libertad de prensa e información. Así pasó en Gabón y Zimbabue.
Ese control de la prensa ha sido ejercido también en las nuevas juntas militares del Sahel. La suspensión de cadenas francesas como France24, RFI y ahora de la BBC y Voice of America han hecho a Burkina Faso caer 28 posiciones hasta la 86 y acercarse a una situación grave. La vecina Níger también ha caído 16 puestos hasta el número 80 y Mali sigue abajo en el puesto 114.
Sin embargo, en estos países también influye la inseguridad. El terrorismo yihadista se llevó por delante a David Beriáin y Roberto Fraile en Burkina Faso en 2021 y dificulta el trabajo si uno sale de la capital de esos países del Sahel, donde el control político es el principal problema.
La inseguridad es la que lleva a Sudán y Somalia a tener situaciones graves para ejercer el periodismo, especialmente con la guerra civil en el primer país y en el segundo por el yihadismo de Al-Shabaab. En cambio, si Egipto y Yibuti están en situación grave es porque, como en Eritrea que cierra la lista, el poder político no deja espacio a publicar información que no sea pasada por su filtro.
Buenas noticias
En general, todos los países a excepción de cinco sufren una situación grave, difícil o problemática para ejercer el periodismo. Quienes aprueban con un “satisfactorio” son Mauritania, Sudáfrica, Namibia, Seychelles y Cabo Verde. El caso de Mauritania es significativo porque lidera el continente y hace tan solo cinco años estaba en el puesto 94 con una situación difícil, subiendo 61 puntos en este último lustro. Su mejoría desde que se descriminalizara el periodismo en 2011 le ha llevado a ello.
A ellos se unen pequeños países isleños como Seychelles y Cabo Verde así como Sudáfrica y Namibia, donde el ecosistema de medios es diverso y plural, especialmente en el primero.
Llama la atención sin embargo que países democráticos como Mauricio no aprueben en libertad de prensa ni que lo hagan países que con fuertes ecosistemas de medios como Kenia o Nigeria, aunque en este último sea la inseguridad en el norte la que haga reducir su nota.