La isla de Annobón, el agujero negro de Guinea Ecuatorial que quiere ser república

🇬🇶 Los caprichos de la naturaleza habían predestinado a Annobón a existir al margen de la Historia, a no tener ni siquiera un nombre. Esta es su historia.

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Los caprichos de la naturaleza habían predestinado a Annobón a existir al margen de la Historia, a no tener ni siquiera un nombre. Fue también el azar lo que la bautizó y la obligó a ingresar en la Historia. Una expedición portuguesa se topó con la isla el día de año nuevo de 1475, y de ahí viene su nombre: Anno Bom, año bueno en portugués. Aquella primera mañana del año, los marinos descubrieron un territorio deshabitado a más de 300 kilómetros de la costa atlántica africana. Esta lejanía, sumada a una extensión de apenas 18 km² y a un abrupto terreno de material volcánico, hacía de Annobón un enclave escasamente atractivo para los intereses coloniales. Las potencias europeas no tardaron en encontrarle acomodo dentro de su geografía de la dominación.

Tras el descubrimiento, Annobón pasó todavía unos años en el olvido antes de convertirse en isla de escala para los barcos esclavistas portugueses que cubrían la ruta entre África y Brasil. Al igual que otras islas de la zona-Corisco o Santo Tomé y Príncipe, Annobón se utilizó como un “gigantesco almacén de negros que esperaban su deportación a las Américas”, escribe Donato Ndongo en su clásico “Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial”. Dice Arlindo Manuel Caldeira, historiador de la Universidade Nova de Lisboa, qué buena parte de esos esclavos, antepasados de la población actual de la isla, fueron llevados desde Angola y desde la vecina Santo Tomé en las décadas centrales del siglo XVI. La colonización de la isla era todavía superficial. En 1592, Portugal envió a un gobernador y a un maestro de escuela para afianzar su presencia en Annobón.