La década de Al-Sisi: visiones de una fractura demográfica y geográfica
🇪🇬 El militar cumple diez años como presidente civil de un país que se divide entre el Nilo y lo que hay más allá y abre una brecha generacional, con los jóvenes desencantados con el régimen.
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De tanto mirar y escuchar al pasado, a veces podemos olvidarnos del presente y del futuro. Egipto, posee una de las historias que más estanterías requiere para sus volúmenes. Sin embargo, ¿cuánto se habla del Egipto actual?
El 8 de junio de 2014, Abdulfatah al-Sisi asumió el poder como presidente civil tras unas dudosas elecciones. Once meses antes había liderado el golpe militar que pisó las esperanzas democráticas que florecieron tras la Primavera Árabe desde la revolución que jubiló a Hosni Mubarak y que acabó eligiendo democráticamente a Mohamed Morsi, líder de unos Hermanos Musulmanes que infundían miedo por su radicalismo religioso.
Al-Sisi cumple una década en el poder tras haber sido reelecto en las elecciones del pasado diciembre con un polémico apoyo de casi el 90% que despertó más dudas que entusiasmo por las débiles credenciales democráticas que presentaron los comicios.
En esta década, la deuda se ha disparado, ha sufrido varios rescates del Fondo Monetario Internacional y la percepción de corrupción sobre los militares ha aumentado entre la población. Más allá de sus problemas, Egipto sigue siendo la segunda economía del continente africano, el tercer país más poblado y un líder clave en materia geopolítica.
Al-Sisi ha buscado ser un líder del mundo musulmán y tras la guerra en Gaza ha sido un actor clave internacional para la ayuda humanitaria, al tener frontera con el paso de Rafah, así como en las conversaciones para un alto al fuego. La causa palestina, además de ser probablemente la más importante para los musulmanes, es un frente bélico pero también cultural y religioso.
A pesar de que su potencial político-económico y su posicionamiento internacional le dan un lugar preponderante en el continente, tras una década de Al-Sisi al mando uno se pregunta: ¿Hacia dónde va Egipto? ¿Cómo se desarrolla la sociedad tras las revueltas de 2011 y su ascendente crisis económica? ¿Puede haber fracturas que se exporten a la región y al continente?
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