¿Hay luz? El acceso a la electricidad
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El alto precio de la energía está afectando a todos los bolsillos del mundo. La factura de la luz está disparada, pero hay gente a la que nunca le ha llegado, ni tiene interruptores en casa porque no están conectados a la red. La ONU tiene como meta en su Objetivo de Desarrollo Sostenible número 7 de acceso a energía limpia y barata que el 100% la población mundial tenga luz en 2030. Sin embargo, a ocho años vista la realidad está lejos de cumplirse. El incremento poblacional y las crisis económicas mundiales dificultan avanzar en un derecho básico para todos.
África subsahariana es ya la región que más atrás se está quedando. En 2018, unos 548 millones de personas, alrededor de la mitad de la población continental no tenía acceso a la red. El crecimiento poblacional y el avance en otros lugares hace que este número representa ya al 70% del mundo sin luz.
A pesar de los avances en la última década, a partir de 2016 el acceso a la luz no ha superado al número de nuevas personas y se deberá trabajar todavía más debido a las previsiones demográficas. La Agencia Internacional de la Energía prevé que, para 2040, 700 millones más de subsaharianos necesitarán luz en sus hogares.
De Angola a Burundi
A pesar de que África subsahariana es la región menos conectada a la red, el continente casi se divide por la mitad: en 25 de los 55 no se llega a la mitad de la población conectada a la red, mientras que en 30 sí. Aun así, hay enormes diferencias entre ellos: no es lo mismo estar en Angola que en Burundi. El primero es uno de los cuatro países junto con Egipto, Marruecos y Seychelles con un 100% de su población con acceso a electricidad y el único continental en la región subsahariana. Sin embargo, su vecino al este, República Democrática del Congo, tiene uno de los peores datos: menos de uno de cada cinco tienen luz en sus hogares.
En total, seis países tienen menos de un 20% de su población con acceso a la electricidad. A la cola está Burundi, donde solo el 11% tiene energía corriente. La explicación puede ser porque sigue siendo uno de los países menos urbanizados del continente, con más de un 86% de los burundeses viviendo en zonas rurales, un caso similar al de Malaui, también en esta lista. El resto son tres países vecinos con inestabilidad en la zona del Sahel como Burkina Faso, Chad y Níger. En materia subregional, cabe destacar que en la costa oriental tan solo Kenia supera el 60%, con tres de cada cuatro ciudadanos con acceso a electricidad. El país fue mencionado en el último informe de 2020 del Banco Mundial junto a Uganda por ser uno de los 20 países con mayor déficit que más mejoraron sus números en la última década. Asimismo, la institución destaca también el esfuerzo de Tanzania y Sudán por equiparar la tasa de electrificación al crecimiento demográfico. En esta materia, dos de los países más grandes de África subsahariana no han sabido estar a la altura: Nigeria y R.D. Congo. De 2010 a 2018, el primero sumó 3 millones de personas y el segundo cuatro veces más, 12 millones, a la lista de habitantes sin acceso a la red. Sus enormes poblaciones y la incapacidad para mantener el ritmo les han colocado como los dos países líderes del mundo en déficit de luz por cantidad de personas, con 85 millones en Nigeria y 68 millones en R.D. Congo. A pesar de ello, no todo está en el acceso. La calidad de la red eléctrica es también una cuestión importante para asegurar la alimentación, la sostenibilidad y la prosperidad de negocios. A pesar de las alabanzas a los esfuerzos de Kenia, el país sufre unas 420 horas de cortes al año. Es decir, los kenianos sufren de media más de seis apagones de luz al mes. Todavía queda mucho por hacer.