Etiopía declara el estado de emergencia: la guerra amenaza la capital
La estabilidad de Etiopía está cada vez más en entredicho. La guerra en la región de Tigray se ha extendido en la semana en la que se cumple un año del conflicto. El Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) ha conquistado territorios y ahora se ha unido a otros nueve grupos rebeldes en su avance hacia la capital. El objetivo, tomar Adís Abeba y derrocar al gobierno. El primer ministro ha declarado el estado de emergencia y ha pedido a todos los etíopes que dejen sus tareas diarias y cojan las armas.
El peligro en la capital ha llevado a Estados Unidos a ordenar la evacuación del personal diplomático en el país. Esta semana, la Administración Biden canceló los acuerdos comerciales con el gobierno de Ahmed tras la publicar la ONU un informe en el que señalaba a ambos bandos por cometer crímenes de guerra. Este sábado, decenas de miles de personas salieron a las calles de la capital en defensa del gobierno y entre sus proclamas más repetidas estaban aquellas contra los estadounidenses.
Se calcula que los rebeldes pueden estar a menos de 400 kilómetros de la capital. La unión de varios grupos puede debilitar todavía más a un Ejército nacional diezmado tras la salida de los principales oficiales tigriña a la llegada de Ahmed. El TPLF controló la coalición gobernante desde la caída del Derg comunista en 1991 hasta hace dos años y la guerra es una por volver al poder nacional ante un líder, Ahmed, al que acusan de centralista y de no respetar el carácter etnofederalista consagrado en la constitución.
La posibilidad de que los rebeldes alcancen Adís Abeba es real. Varios escenarios se pueden abrir, desde la caída del gobierno y un nuevo gobierno liderado por los tigriña hasta el recrudecimiento de una guerra civil duradera en torno a la capital. Varios países de la región e internacionales han pedido un fin de las hostilidades. En estas semanas está en juego el futuro de Etiopía.