En la Copa de África, el éxito es posible en casa
⚽ En países donde la salida es el horizonte de muchos jóvenes, el torneo de fútbol continental ofrece una ilusión y una verdad: es posible saborear el éxito en casa rodeado de amigos y familiares.
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‘Dadnos a Aboubakar’, grita Vanesa, rodeada de compatriotas que exigen lo mismo. Camerunesa nacida en Senegal y residente en Francia, se dedica a la gestión de eventos empresariales, e intenta vivir en tantos países como pueda durante una temporada: “No me gusta ir de vacaciones una semana, prefiero quedarme más tiempo si mi trabajo me lo permite”, dice. Hoy está entre los cameruneses de la grada, ataviada en una camiseta roja de los Leones Indomables. Consiguió la entrada a última hora por unos 25.000 francos (38 euros). Aún no sabe -aunque quizá lo sospeche- que está a punto de ver perder a su equipo.
Aboubakar es la esperanza en el minuto 75 para meter un gol y seguir vivos en la competición. Los aficionados cameruneses llevan todo el partido esperando que les den algo y han celebrado lo que han podido: un gol de Nigeria anulado por el VAR, el despeje de un defensa, tres pases seguidos en medio campo o cuando, finalmente, Vincent Aboubakar sale a calentar. Todos vitorean. Los hay venidos directamente desde Camerún y gente de la diáspora, profesionales de clase media y algún señor mayor que refresca sus nociones de español con este periodista.
Cuando quedan 15 minutos para el final, el entrenador de los Leones Indomables satisface a la grada e introduce a Aboubakar, que vuelve de una lesión. Apenas llega a tocar el balón y pocos minutos después Nigeria hará el 2 a 0. Entonces los aficionados cameruneses cambian los gritos de ánimo por las protestas.
Cinco veces campeones de África, se van de Costa de Marfil tras un torneo mediocre. Ahora mismo parecen muy lejanos los tiempos en los que Camerún sorprendía al mundo entero, como en el Mundial de 1990. Uno de los aficionados lleva la camiseta de aquel equipo que puso al fútbol camerunés en el mapa con los goles del veterano Roger Milla. Ahora y entonces, el país tenía el mismo presidente: Paul Biya.
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