El trabajo infantil en África
En el Día Universal del Niño de 2021, todavía 160 millones sufren los lastres del trabajo infantil. Así lo aseguran los datos de informe más reciente del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF y la Organización Internacional del Trabajo, la OIT. Este fenómeno es un problema a nivel global para las tasas de escolaridad y alfabetización, pero especialmente duro entre la niñez africana. En 2022 se celebrará en Sudáfrica la V Conferencia Mundial sobre el trabajo infantil. En África, 88,6 millones de niños realizan actividades que los privan de su infancia, su dignidad y su potencial académico y profesional. Un número que supera a la suma del resto del mundo y que sigue creciendo: a día de hoy es un 1,5% más que en 2016. [ihc-hide-content ihc_mb_type="show" ihc_mb_who="4,5,6" ihc_mb_template="3" ]
La ONU ha declarado el año 2021 como el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil. Sin embargo, este coincide con el estancamiento de su reducción. Es la primera vez desde 2016 que el número de niños sometidos al trabajo no desciende ni tampoco asciende. Todas las regiones del mundo repiten datos, pero África Subsahariana ha sido la única que ha visto crecer el número de niños trabajando. A día de hoy preocupa los efectos a largo plazo de la crisis sanitaria. El cierre de las escuelas por la expansión de la Covid-19 ha obligado a miles de niños a caer en las manos de la explotación infantil y ha aumentado su situación de extrema vulnerabilidad. Para 2022 se prevé que casi 169 millones de niños sean trabajadores infantiles. Si atendemos al mapa, vemos como hay dos países con unas tasas que sobrepasan el 40%. En el primer caso, Etiopía, hasta un 45% de los menores de 17 años están sometidos a tareas de trabajo en un país donde la edad media es de tan solo 17,9 años. Se pronostica que para 2050 habrá 58 millones de niños en Etiopía, el 6% de la población total africana. Unos números que se han visto afectados por la agudización del conflicto entre las fuerzas del Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT) y el gobierno central de Abiy Ahmed. Más de 1,4 millones de niños y niñas llevan más de un año sin acudir a las aulas en la región de Tigray. El caso de Burkina Faso es similar al etíope. El 42% de los niños de entre 5 y 17 años de edad se dedican a actividades laborales en una sociedad donde el 44% de la población son niños. El país tiene abundantes recursos de algodón que recientemente se están utilizando en productos de comercio justo, que sirve para esconder las degradantes condiciones laborales de los más pequeños, que trabajan sin salarios e inmersos en el infierno de la explotación laboral.
Norte y sur con menor trabajo infantil
Resulta curioso que al comparar los datos proporcionados por UNICEF este año con los de 2016, la gran mayoría de países han sufrido cambios notables en el número de empleo infantil. Incluso como podemos ver en el mapa, de muchos no hay tan siquiera datos. Aun así, a nivel continental podemos sacar unas conclusiones generales. El norte y sur del continente registran los índices más bajos de explotación infantil. Mientras, la franja central de África Occidental, Central y Oriental cuenta con los países con las tasas más altas: siete superan el 30% de niños trabajadores mientras que cinco están por debajo del 10%. “Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso (...) y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil”. El octavo objetivo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas es una de las medidas internacionales que promueve la erradicación de la infantilización del trabajo en África y en otras regiones del mundo. Aun así, la implicación internacional sigue sin ser suficiente. El compromiso ya no sólo gubernamental sino empresarial, de las grandes manufactureras, es vital para no acabar con la vida de millones de niños. Niños que necesitan una infancia entre pelotas y pupitres, y no con palas dentro de minas. [/ihc-hide-content]