Bijagós: el cambio climático que amenaza un estilo de vida

🇬🇼 El pueblo de Guinea Bisáu ha vinculado su vida a su tierra y mar, pero ahora necesitan el ecoturismo para desarrollarse, siempre con la conciencia ambiental por delante.

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En un punto del Atlántico africano, hay una pequeña isla conocida como Poilão donde se encuentra la tercera colonia de tortugas marinas gigantes más importante de África. En el Parque Nacional Marino João Vieria Poilão (PNMJVP) viven más de 27.000 nidos de tortugas verdes como la Cholenia mydas, una especie en peligro de extinción que puede llegar a pesar más que tú: las hay hasta de 1,60m y 150kg.

Allí, las tortugas son sagradas y protegidas por la población, la etnia bijagó. Una vez comenzada la temporada de lluvias, que dura de julio a septiembre, los locales encabezan actividades de monitoreo de nidos, patrullas nocturnas para evitar la caza furtiva y programas de educación ambiental para la comunidad para, así, proteger los hábitats marinos y costeros, preservar las poblaciones de tortugas marinas y fomentar la pesca sostenible. 

Poilão forma parte del archipiélago de Bijagós, ubicado frente a la costa de Guinea-Bissau. Este es un conjunto de 88 islas con una población de 33.000 habitantes concentrados en 22 de ellas, aunque la mayoría viven en sólo cinco islas. Este paraíso natural es hogar de una biodiversidad única y de comunidades cuya historia está entrelazada con la economía de subsistencia. 

En 1996, la UNESCO reconoció la Reserva de la Biosfera Bolama-Bijagós, con más de un millón de hectáreas de superficie, por la conservación y protección de la biodiversidad, el desarrollo económico y humano de manera sostenible, y el apoyo logístico para apoyar las actividades de investigación y educación.

Este modelo económico de subsistencia, columna vertebral de la vida en estas islas, se basa en actividades tradicionales como la agricultura, la pesca y la recolección de recursos naturales, que han sustentado a las poblaciones locales durante generaciones y, también, han mantenido un equilibrio con el entorno natural. 

Ahora, su modelo económico y la biodiversidad se enfrentan a dos problemas transversales: la pobreza y el cambio climático. Este contexto crea un panorama donde la riqueza natural y la pobreza humana coexisten en un delicado equilibrio.