Alhafiz Trjok: "Las autoridades no quieren decir la verdad sobre la masacre de Melilla"
🇪🇸🇲🇦 Alhafiz Trjok es el primer superviviente de la masacre de Melilla que publica un libro sobre el episodio más mortífero en una frontera terrestre de la Unión Europea.
Un trabajo en colaboración con Fundación porCausa
La vida de Alhafiz Trjok nunca fue fácil, pero en su recuerdo perdura una fecha especialmente violenta y trágica: el 24 de junio de 2022. Aquel día las fuerzas del orden de Marruecos y España reprimieron con dureza a cientos de refugiados, la mayoría procedentes de Sudán, que trataban de acceder al territorio melillense. Fue el episodio más mortífero registrado hasta la fecha en una frontera terrestre de la Unión Europea.
La masacre de Melilla dejó un balance de más de 100 muertos y al menos 76 desaparecidos, según Amnistía Internacional y la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. Al menos un joven murió en suelo español. Se llamaba Abdul Aziz Yacoub, sus amigos le llamaban Anwar, tenía 27 años y huía de la guerra en Sudán. Marruecos afirma que “solo” murieron 23 personas, pero no permitió investigaciones independientes. Ningún responsable político ni policial, español o marroquí, ha sido condenado hasta la fecha.
Trjok es uno de los jóvenes que trataron de cruzar desde Nador a Melilla aquel día. Lo consiguió, pero pocos minutos después él y otras 470 personas fueron devueltas a Marruecos de forma violenta, sin poder pedir protección ni recibir atención médica. Tres años después de aquel suceso, este joven sudanés de 26 años se ha convertido en la primera víctima de esa masacre que plasma su vivencia en un libro, editado por él mismo y titulado ‘Viernes de la muerte’. Trjok vive ahora en Yorkshire, Reino Unido, país donde es refugiado y trata de recomponer su vida. Esta es su primera entrevista para un medio español.
¿Cuál es tu historia migratoria?
Nací en la ciudad de El Fasher, la capital de Darfur del Norte. Mi familia y yo fuimos desplazados por la fuerza debido a la guerra. Perdí a muchos seres queridos. La milicia saqueó todo lo que teníamos. Ahí decidí irme y así empezó mi viaje migratorio. Dejé Sudán a finales de 2020. En aquel momento no sabía cuándo llegaría a mi destino. Ni siquiera sabía si llegaría o moriría en el intento. Esa era la pregunta que tenía en mente todo el tiempo.
Recorrí muchos países de África, como Etiopía, Chad, Níger, Mauritania, Marruecos y Túnez. Estuve tres años viajando por estos países. Pasé aproximadamente un año y siete meses en Marruecos mientras intentaba cruzar a Europa. Finalmente, lo logré alcanzando Italia el 1 de septiembre de 2023, y de ahí fui a Francia y, por último, al Reino Unido. Ya llevo un año en Inglaterra y desde hace tres meses soy refugiado.
Estuviste en la frontera de Nador y Melilla el 24 de junio de 2022, ¿cómo viviste ese día?
Fue uno de los sucesos más trágicos que he vivido en toda mi vida. Fue una verdadera masacre. Decenas de migrantes perdieron la vida aquel día, y algunos perdieron partes importantes de sus cuerpos. Yo solo estaba intentando cruzar y, después de hacerlo, me obligaron a regresar. Estuve en España unos minutos antes de ser deportado nuevamente a Marruecos. Los guardias civiles españoles me tomaron de las manos y me empujaron fuera de Melilla. Después los agentes marroquíes nos agarraron y nos golpearon. Esto es lo que sucedió.
Fue como una guerra entre migrantes inocentes y los gobiernos. No fue justo. Por un lado, nosotros vivíamos en bosques [en Marruecos] y solo teníamos palos para defendernos. Mientras tanto, intentábamos cruzar a un lugar donde nos sintiéramos seguros y protegidos, pero seguíamos recibiendo ataques por parte de agentes armados. Fue como una guerra, pero no equitativa.
Dices que fue como una guerra contra ambos gobiernos…
Sí, con ambos [España y Marruecos]. Nos estaban golpeando. Intentaron hacer todo lo posible para alejarnos de la valla. No creerías lo que viví. Los agentes nos golpeaban con palos, piedras y armas. Usaron un gas que hacía imposible respirar. Debido a los golpes, muchos cayeron al suelo.
Varias investigaciones sacaron a la luz los vídeos de aquella masacre. ¿Pudiste ver las imágenes y los vídeos?
Realmente, cuando vi los videos, no lo podía creer. Los vi como si se tratara de una película. Es difícil de creer. Como si fueran actores en una película… Pero fue real. Yo estaba tumbado entre muchos migrantes tendidos en el suelo. No estoy seguro de si aparezco en alguno de esos videos, pero definitivamente estaba tirado allí entre todos. Recuerdo mi posición exacta. Yo tenía una herida cerca de mi ojo izquierdo, y estaba acostado allí, inconsciente, con la cara cubierta de sangre. Mis manos estaban atadas por los guardias marroquíes. No pude hacer nada. Mientras tanto, veía cómo algunos de mis amigos estaban perdiendo la vida. Algunos sangraban, pero nadie les ayudó para detener la hemorragia. Estaban desangrándose. Algunos estaban muertos desde el principio.
¿No recibisteis atención médica siquiera?
Allí no hubo ninguna asistencia médica. Después de toda aquella violencia, los agentes marroquíes nos dividieron en cuatro grupos. El primero era para aquellos con heridas de emergencia y problemas graves. Llevaron al lugar tres o cuatro ambulancias llenas de migrantes, y fueron directamente a los hospitales. El segundo grupo fue el de los detenidos, que fueron llevados a prisión. Si veían a alguna persona con rasgos extranjeros, la llevaban directamente a la prisión. Tal vez pensaban que eran algunos de los líderes del grupo de los migrantes, pero no era cierto. El tercer grupo estaba compuesto por aquellos que no tenían heridas graves. A estos los enviaron a otras ciudades marroquíes. Yo formaba parte de este grupo. Ese mismo día me llevaron desde la frontera de Melilla a la ciudad de Fquih Ben Salah [a más de 500 kilómetros al sur de Melilla]. El cuarto grupo era el de los muertos, las personas que perdieron la vida. Decidieron retirar los cadáveres porque no querían que nadie supiera cuántos murieron.
¿Por qué has decidido contar lo que pasó aquel 24 de junio en un libro?
El libro se titula Viernes de la muerte, precisamente porque escapé de la muerte aquel viernes. Decidí escribir este libro documental sobre lo que pasó porque muchas personas inocentes fueron asesinadas, golpeadas y murieron. Perdí a muchos seres queridos, a mis verdaderos amigos. Vi en primera persona lo que sucedió y por eso decidí escribirlo. Esto es algo que no debería ser ignorado. Fue una violación de los derechos humanos. Nadie tiene el derecho de quitarte la vida. Hay que ser valiente y hablar con la verdad. Sentí que ya nadie hablaba sobre ello, ya nadie se preocupaba por lo que pasó el 24 de junio de 2022. Quiero que el mundo sepa la verdad de lo que pasó aquel día.
Varias ONGs afirman que más de cien personas pudieron haber muerto aquel día. ¿Qué piensas al respecto?
Realmente no sé cuántas personas murieron aquel día. Sí puedo afirmar que fueron más de cien. Las autoridades marroquíes dicen que solo murieron 23 migrantes, mientras que casi un centenar siguen desaparecidos. Sabemos los nombres de los que están en prisión, por lo que sabemos que están vivos. Pero si el nombre de alguien no está en esa lista, significa que está muerto. El incidente ocurrió en un área pequeña entre Nador y Melilla, rodeada por los agentes españoles y marroquíes. Es un lugar pequeño, ¿a dónde podrían ir estas personas? Aquella masacre duró entre dos y tres horas. Cualquiera que no esté en prisión está muerto. Han pasado casi tres años desde aquel día. A estas alturas, los supervivientes que fueron dispersados por Marruecos o encarcelados ya habrían contactado con sus familias. Las autoridades simplemente no quieren decir la verdad.
Teniendo en cuenta todo esto, ¿qué esperas de la política migratoria en la Unión Europea en el futuro?
Tengo tres mensajes para quienes gestionan la política migratoria. Primero, pido que las organizaciones humanitarias puedan trabajar para ayudar a liberar a los migrantes que aún están en las cárceles marroquíes. Necesitan ayuda. Segundo, exijo que se impongan sanciones a las autoridades marroquíes y españolas, y que se compense a las familias de las víctimas. Tercero, pido que los responsables de estos crímenes sean juzgados. Debe haber reglas y leyes claras sobre cómo los cuerpos de seguridad deben tratar a los migrantes. Deben existir leyes y regulaciones para guiar sus acciones. Lo que vi allí no está contemplado en ninguna ley y es contrario a los derechos humanos. No todos los agentes estuvieron involucrados en matar a los migrantes, pero algunos no tuvieron piedad en sus corazones, como si pudieran hacer cualquier cosa con tal de proteger la frontera. No deberían poder matar. No es correcto hacer que pierdan sus ojos, manos o piernas. Espero se haga justicia y que los responsables rindan cuentas.