África se tiñe de morado
Denise Nyakeru Tshisekedi alza la voz por las mujeres en África. La primera dama de la República Democrática del Congo es una defensora de los derechos de la mujer que busca alumbrar la esperanza en un continente tradicionalmente manchado por la desigualdad y la discriminación de género. En su reciente entrevista para Africa News insistía en la representación femenina en los puestos de liderazgo. Un camino abierto en la esfera política del continente cuando en 2006, Ellen Johnson-Sirleaf se convertía en la presidenta de Liberia, la primera y única mujer en África.
De la representación estatal a la internacional, la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala irrumpió en marzo como nueva directora de la Organización Mundial del Comercio. Escogida de forma unánime por sus 164 miembros, rompió dos techos de cristal en uno al convertirse en la primera mujer y la primera africana en ocupar un puesto de dirección en la organización internacional en sus algo más de 25 años de historia. "Soy una luchadora; estoy muy concentrada en lo que hago, e implacable en lo que quiero lograr, casi hasta el final", dijo a su llegada la nueva presidenta.
Mujeres que dan la cara en política, que destacan en el arte, en la cultura. Mujeres que emprenden, que innovan, que inventan. Mujeres que arriesgan, que destacan en sus habilidades y sobre sus conocimientos. Mujeres que han estado y están en primera línea durante la pandemia de la COVID-19. Y que aun así, por el mismo hecho de ser mujer, siguen siendo golpeadas, abusadas, violadas y discriminadas. En Camerún, el 43% de las mujeres sufren violencia de género a diario, un 39% violencia psicológica y casi un 15% violencia sexual. Un dato que se repite en el resto de países y que hace la cifra todavía más dura. África y sus mujeres, como Tshisekedi y Okonjo-Iweala, siguen luchando por un mundo libre de desigualdades demostrando un firme compromiso por la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.